Es la hora de Florentino

Florentino Pérez y otros dirigentes de clubes grandes de Europa deben tomar ya una decisión. O siguen bailando al son que imponen un grupo de mafiosos, o de una vez por todas se ponen de acuerdo para organizar una competición europea en la que los equipos jueguen en igualdad de condiciones. En sus manos está, y quizá no sea fácil, pero con voluntad lo pueden lograr.

La Copa de Europa era hasta ahora la competición de clubes con más prestigio del mundo, y por nombre es posible que lo siga siendo en el futuro más cercano. Lo acontecido en en la semifinal de Champions entre Real Madrid y Barcelona echa por tierra el prestigio de este torneo. Porque el honor y privilegio de jugar una final continental se ha de ganar sin trampas. Y mientras algunos jueguen con las cartas marcadas, lo sucedido esta temporada seguirá pasando.

Soy enemigo de las modas, en cualquier ámbito o contexto. La última es que el fútbol de verdad sólo se puede practicar jugando de una manera determinada: el llamado «tiki-taka». Hay de sobra ejemplos en la historia del fútbol para ver que se puede llegar al éxito siguiendo diversos caminos. Otra cosa es el gusto personal de cada aficionado o amante del balompié.

Todo esto viene a cuento porque estoy hasta los mismísimos de leer o escuchar que en dicha semifinal ganó el fútbol. Pues no. Ganó un equipo que practica un determinado estilo de juego, que a mí personalmente no es el que más me gusta, y que jugando once contra once no fue capaz de ganar a la «denostada» escuadra dirigida por el odiado José Mourinho. Y en esta ocasión hay que añadirle otro ingrediente: teatro del bueno para luego presionar al colegiado. De las actuaciones arbitrales mejor no comentar nada, pues las imágenes hablan por sí solas.

Así es, el proclamado por algunos como el mejor equipo de la historia necesitó jugar contra diez en el Bernabeu para tomar ventaja en la eliminatoria; y necesitó de otro arbitraje lamentable en el Campo Nuevo para empatar el partido y no dar pie a una posible remontada. Y yo digo: de cuatro partidos, el «mejor equipo de la historia» no ha sido capaz de ganar a un conjunto «cobarde» y  «ultradefensivo» más que en uno y jugando en superioridad. Perdió otro (deberían ser dos de no anular el gol de Higuaín), y empató dos.

Otra estúpida moda es que el Madrid no se puede quejar de los arbitrajes, porque en su historia supuestamente ha sido favorecido por Franco y no sé quién más para conseguir el envidiable palmarés de títulos que posee en sus vitrinas. Pero lo de poner la otra mejilla se tiene que acabar. Florentino debe tomar nota del sentir de la mayoría de madridistas, y de una vez por todas mandar a la UEFA a freír espárragos. Es hora de montar otro torneo europeo lejos de los mafiosillos de tres al cuarto que comandan en la organización presidida por Platini, en la que por cierto tiene cabida con diversos cargos el impresentable Ángel María Villar.

Esto tiene que cambiar. Es la hora de Florentino.

Y ya está.

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